viernes, 5 de octubre de 2012

Pocas palabras





No puedo explicar este enorme agujero negro al que llamamos mundo, donde todas las personas se dedican a destruir vida, con la facilidad de las palabras, de la comunicación, y es que usamos los puntos débiles para herir a los demás sabiendo que así causaremos inmensos daños, y innumerables lágrimas, que no importan a nadie mas que a ti, somos caníbales, pero en vez de comernos entre nosotros nos destruimos…
No puedo explicar estos lugares tan grandes, porque las personas pequeñas no nos podemos esconder de aquellos que permanentemente nos desgastan, no hay descanso y no puede desaparecer el dolor, porque el cinismo crece en la multitud, porque el odio lo aumenta, y la sed de destruir crece y crece, y estamos nosotros las victimas que recibimos puñaladas, preguntándonos si acaso nos lo merecemos, o si el karma es justa, y repasamos el pasado para ver lo que hemos creado, las pesadillas que hemos construido en otros y ahora nos persigue a nosotros.
No creamos monstruos, lo somos, somos los monstruos insaciables, de dañar, o victimas de ello…
Y lloro, preguntándome que mas puede venir, que es lo que puede aguantar mi alma, porque mi cuerpo ha muerto hace tantísimo tiempo, oigo mi corazón latir, mi respiración, las lágrimas imanan, pero no las siento, no tengo sed, no tengo sueño, no tengo hambre, y este es el precio de esas palabras, de esos monstruos, que están vivos en mi camino, que he creído amigos, que he considerado personas apreciadas, y me han pisado, ni el amor me salvo, al revés me hundió..
Es fácil destruir a una persona, y más cuando intenta recomponerse, o reconstruir su vida, y es golpe tras golpe, se que en un ring el dolor seria menos del que siento ahora mismo, al menos las heridas cicatrizarían, pero se que estas las llevare conmigo, siempre y allá donde vaya, mi historia, se compone, de recuerdos, de momentos, de hundimientos, y muchas lágrimas, no podemos resolver el pasado, pero si el futuro, seré coherente, y mi mente ha cambiado, no soy aquella niña que era, no soy aquella que dañaba, ahora dedico y me preocupo por los demás, no lo entienden, al menos yo cada día me levanto con la idea de cambiar, cuando muchos se levantan con la idea y el pensamientos a quien destruir, manchando sus manos de sangre, de odio y dolor, no lo ven, pero todo se vera, algún día la caja de Pandora de cada persona se abrirá, y veremos esa maldad que hay en cada uno, algunos menos, y otros mucha mas de la que creen…
Pero esto es una historia, una como otra, muchas personas se identificaran, muchos serán victimas y otros monstruos, yo me he acostumbrado a esto de llorar, pero no soy inmune al veneno de las palabras de las personas…
Sinceramente creo estas mas cerca de la muerte que de la vida, porque me siento más muerta, que viva, mis capacidades han disminuido, ya no tengo ni fuerza para levantarme y ponerme de pie, pienso que hay días que es mejor quedarse en la cama, porque cada día sucede un imprevisto que me derrumba, y estos muros que he construido se han quedado cortos, ya no tengo mi escudo, estoy en carne viva, ardiendo, y los imprevistos, son como cubos de agua hirviendo…
Maltratando a los demás sin mirarnos a nosotros mismos, sin arreglarnos a nosotros, sin ver nuestros propios defectos, atacamos a los demás, la solución seria solucionarnos a nosotros mismos, y cuando carezcamos de defectos, morder a los demás, como bestias que somos, pero no hay en este mundo persona sin defecto, sin pecado, pero lo mas triste es que los que mas oscuro tienen el corazón…
Nuestra peor arma es la palabra… Con ella acabamos con lo que pasa por delante de nosotros…
Cambiar los demás, adaptaros, y luego exijir y dañar..

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